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viernes, 20 de marzo de 2015

animales invertebradosAnimales invertebrados - Estamos pisando el futuro (Parte 4)



animales invertebradosAnimales invertebrados - Estamos pisando el futuro (Parte 4)

Degradación

Animales invertebrados - Uno de los datos que alarma a los expertos de la FAO es que se están perdiendo anualmente en el mundo más de 50.000 kilómetros cuadrados de suelo, una extensión que sería más o menos equivalente a dos veces la de Galicia (por si se te ocurre pensar que es poco, recuerda que la pérdida sucede todos los años).


Animales invertebrados


Solo en Europa, algo más de 100.000 metros cuadrados por hora debido al crecimiento de las ciudades. Los datos son preocupantes, pues el suelo es un recurso que se considera no renovable (como el petróleo), puesto que necesita mucho tiempo para formarse. Así que su pérdida es prácticamente definitiva, pero la población humana sigue creciendo igual que sus necesidades de recursos (alimentos, agua, etc).

La deforestación es una de las principales causas de la destrucción de suelos. Cuando se queman o se talan los bosques y se pierde la cubierta vegetal, la lluvia lava el suelo y arrastra su parte más fértil. Los ríos y torrentes de agua vierten al mar unos 500 millones de toneladas al año de tierra fértil (el equivalente a la carga de unos ¡40 millones de camiones!). La vegetación tiene cada vez más problemas para crecer en estos suelos tan empobrecidos, y al final se produce la temida desertización. Pero también el uso excesivo de herbicidas y fertilizantes empobrece el suelo y contamina los cursos de agua.

La contaminación del suelo es como la del agua o la del aire, en el sentido de que acaba repercutiendo en todos los seres vivos, ser humano incluido. Una consecuencia de la enorme cantidad de recursos que emplea la humanidad es la también ingente cantidad de residuos que genera, pues suelen acabar por almacenarse y contaminar los suelos. Algunos de estos desechos pueden resultar tan peligrosos que es necesario encerrarlos en contenedores. Es el caso de muchos productos radiactivos y de una gran cantidad de sustancias químicas que se generan en explotaciones mineras o en industrias (producción de medicamentos, reactivos químicos, abonos...). En nuestro país, la rotura de un contenedor de residuos en la mina de Aznalcóllar en 1998 fue un desastre ecológico que afectó a unos 45 kilómetros cuadrados. Se vertieron al medio ambiente aguas ácidas y lodos muy tóxicos que estuvieron a punto de afectar al parque nacional de Doñaña.

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