Animales Homeotermos - El frío rompe las reglas
Rompiendo Reglas |
En algunas regiones de la Tierra el frío domina durante todo el año. En
las latitudes mediterráneas, donde alternan las estaciones, los días más crudos
del invierno y sobre todo la llegada de la nieve cambian muchas de las reglas
del juego en el funcionamiento de la naturaleza.
Hay que sobrevivir
Rompiendo Reglas A Temperaturas |
Recordemos aquellas definiciones del libro
escolar de Ciencias Naturales: los animales del oceano "de sangre fría" se
entumecen y su temperatura corporal baja cuando lo hace la ambiental; en los de
"sangre caliente" la temperatura del cuerpo se mantiene constante
aunque haga mucho frío en el exterior.
Básicamente lo anterior es cierto, aunque es
más exacto hablar de animales homeotermos, estos últimos capaces de regular su
calor interno, y de poiquilotermos, los de la llamada sangre fría, que no
disponen de mecanismos tan perfectos.
A lo largo y ancho de la escala animal sólo
somos homeotermos los mamíferos y las aves.
La evolución nos ha dotado de un excelente aparato circulatorio que funciona
como un circuito de "calefacción central", y de algunos mecanismos
curiosos, como el tiritar, que consiste en la contracción refleja y simultánea
de numerosos músculos superficiales para producir calor; o en el sentido
contrario, la capacidad de sudar para que el líquido vertido sobre la piel se
evapore y así la refrigere.
Pero presentan importancia especial las
plumas de las aves y el pelo de los mamíferos. Permiten retener el calor
corporal y son magníficos aislantes, especialmente las plumas, uno de los
mejores inventos de la evolución, ya que combinan la ligereza, que permite el
vuelo, y una gran capacidad de retención de aire cuando se erizan, con lo que
el ave aparece "embolada".
Comer es fundamental
Después de una gran nevada o cuando las temperaturas
bajan de cero es fundamental ingerir algún alimento muy energético y ello puede
ser extremadamente problemático. Comer en las primeras horas de la mañana puede
ser de vida o muerte, y ¿dónde se ha
escondido la comida cuando todo está cubierto por la nieve?
Algunos arbustos que fructifican precisamente
en invierno resultan decisivos a la hora de ofrecer algo que comer: las bayas
rojas del acebo en el sotobosque son un seguro de vida para muchas aves y
pequeños mamíferos, de manera que estuvo perfectamente justificada la
prohibición de corte de ramas de esta planta para servir de adorno navideño
cuando el abuso de su tala amenazaba con hacer morir de hambre a tan ávidos y
numerosos comensales.
Los pequeños pájaros insectívoros que no han
emigrado pueden pasarlo muy mal en estos momentos y se las ingenian como
pueden. Son célebres los carboneritos de las Islas británicas que aprendieron a
agujerear el tapón de las botellas que el lechero dejaba en la puerta de las
viviendas para tomar unas gotitas salvadoras como "desayuno". Adaptarse o morir, esa es la cuestión.
Las autoridades urbanas suelen establecer
prohibiciones sobre la costumbre de alimentar a las aves en las ciudades, y
tienen razón a la hora de evitar plagas y deterioro en los edificios, pero cuando
todo aparece nevado en muchos lugares se hace excepción y se suministra a los
pájaros un "maná" salvador en forma de cacahuetes, bolitas de
mantequilla o incluso mezcla de granos que se encuentran en el comercio al lado
de los alimentos para los canarios y otras aves domésticas. Sólo se trata de
suministrar una ayuda que salve la vida de los animales de agua hasta que las
condiciones mejoren.
Cambian las reglas de la caza
Por regla general los cazadores tienen
ventaja sobre sus presas cuando el frío y la nieve imponen su ley. Muchas de
estas últimas basan su supervivencia en la velocidad de huida, y no se corre
igual sobre tierra que sobre nieve. Ahora influye el peso específico además de
la masa corporal, de manera que un herbívoro normalmente veloz puede atascar
sus patitas y ser alcanzado desde tierra o por el aire. Las rapaces y algunos cánidos juegan ahora con ventaja, y
los cazadores humanos suelen incluir entre sus reglas de honor no abusar en
estos momentos de sus presas.
Algunos depredadores de tamaño medio o
normalmente oportunistas, como las urracas o los zorros se encuentran a sus
anchas al atrapar pajarillos ateridos de frío y torpes por la inanición. Es muy
desagradable presenciar sus banquetes, por ejemplo sobre los gorriones en plena
ciudad, pero sobrevivirán los más listos o los más fuertes y dentro de unas
cuantas jornadas todo volverá a la normalidad.
Las mascotas y el frío
Los perros no temen al frío y disfrutarán
igual de sus paseos diarios. La nueva moda de vestirlos puede parecer en algunos
casos exagerada, pero si consideramos que pasan buena parte del día en
habitaciones con calefacción, y que no están aclimatados a la intemperie,
tampoco hay inconveniente en protegerlos durante sus salidas. El verdadero
problema vendrá en el verano, cuando puedan sufrir un golpe de calor si salen a
pasear en las horas centrales del día. Ahora jugarán felices entre la nieve,
romperán el hielo para bañarse y se mostrarán especialmente activos.
Los pájaros domésticos sí necesitan
protección y no deben dejarse a la intemperie, salvo en terrazas semicubiertas
bien protegidas y siempre que estén aclimatados y vivan allí de manera
habitual. De todas formas no está de más proteger las jaulas para evitar la
helada y no sacar nunca al exterior en invierno a los pájaros tropicales.
Los pequeños mamíferos, como los hamsters,
suelen estar menos activos, y si la casa no tiene calefacción no es raro que
entren en un estado de semiletargo. Los gatos habitualmente amigos de la
comodidad no deben soportar el frío, ya que algunas de las principales
enfermedades que les afectan suelen tener como entrada las vías respiratorias.
Y también en los días invernales ocurren
cosas extraordinariamente agradables. Los búhos reales se enamoran y forman
parejas precisamente ahora, y más aún: las osas aprovechan estas jornadas para,
semidormidas, dar a luz a sus oseznos en lo profundo de sus oseras. El frío no
puede con la fuerza de la vida.
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