Animales Heterotrofos Y Su Alimentacion - Mundo acuático
microscópico: cómo alimentarse y no morir en el intento
Animales Heterotrofos Y Su Alimentacion |
El
naturalista inglés Charles Darwin sostenía que las especies que sobreviven no
son las más fuertes, ni las más rápidas, ni siquiera las más inteligentes, sino
aquellas que se adaptan mejor a su medio ambiente. Siguiendo esta máxima es que
diversos organismos microscópicos de océanos y lagos han podido adaptar sus
hábitos y modos alimenticios en un intento por sobrevivir: el zooplancton no es
la excepción.
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Este
grupo de animales acuáticos microscópicos (heterótrofos) se alimentan, por
ingestión, de materia orgánica, incluyendo otros seres vivos más pequeños. Pero
¿cómo hacen para buscar su comida a una profundidad en la que no llega siquiera
un rayo de luz?. Esta misma pregunta se hacía Rodrigo Gonçalves, investigador
asistente del CONICET (Argentina) en la Estación de Fotobiología Playa Unión
-ubicada en la costa de Chubut- cuando una beca externa le permitió viajar a
Dinamarca a desentrañar cuáles son los mecanismos que tienen estas especies
diminutas para satisfacer sus ganas de comer.
“Lo
que sabíamos sobre el tema es que los organismos tienen distintas formas de
locomoción y alimentación, y que no cuentan con el sentido visual para identificar
el alimento, sino que lo detectan por las pequeñas vibraciones que emite la
presa al moverse”, explica Gonçalves.
Animales heterotrofos y su alimentacion
Para
el estudio publicado en la revista estadounidense Proceedings of the National
Academy of Sciences (PNAS), estas vibraciones son señales hidrodinámicas y se
propagan de un modo parecido al que lo hace el sonido, pero con la diferencia
de que el medio en el que viajan no es el aire, sino el agua.
El
zooplancton nada “a ciegas” en su mundo acuático hasta que detecta alguna
partícula que puede identificar como alimento a partir del “ruido”
(vibraciones) que ella produce al moverse.
Estos
“ruidos” son señales hidrodinámicas, generados por los movimientos de una presa
(es decir, otro organismo que también necesita comer) que al moverse emite
señales que la ponen en evidencia. De esta manera se plantea un doble juego: el
microorganismo al moverse se expone a ser comido.
Para
poder observar estas peripecias marinas, el investigador junto con su grupo de
trabajo necesitó servirse, entre otras tecnologías, de cámaras de alta
velocidad para captar cómo es que estos animales marinos peligrosos se las ingeniaron para
resolver la encrucijada.
“Lo
que encontramos fue que en general lo hacen con dos tipos de locomoción que
compensan de distinta forma el costo de moverse. El primer grupo opta por
generar una micro-corriente de alimentación en la cual atrapan sus presas. Esta
corriente genera señales que los vuelven detectables para otros predadores,
pero en compensación atrapan más alimento por día y producen la suficiente
energía para poder mantener su población. En el segundo caso, los
microorganismos se mueven dando ‘saltos’ que solo generan señales
intermitentes, más difíciles de detectar. Esta menor ‘visibilidad’ sin embargo
tiene el costo de ser menos eficiente en su alimentación. Pero al tener menor
probabilidad de ser detectados, pueden mantener su población con relativamente
menos capturas de alimento por día”, detalla el investigador.
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El
estudio sugiere que estos dos mecanismos han evolucionado en distintas
oportunidades, una y otra vez, ya que ambos modos se observan en especies
sumamente disímiles, conformando lo que parecería ser un patrón general el
mundo acuático microscópico.
La
cámara de alta velocidad amplía la capacidad humana para observar aquello que
escapa a las posibilidades de la vista, de hecho fue la única capaz de poder
seguir el ritmo precipitado al que se mueve tanto el zooplancton como las
partículas que ingiere.
El
investigador explica que cuando a esta técnica se la anexa un láser especifico
se pude iluminar el agua donde se encuentran los microorganismos y captar tanto
su movimiento como el de su posible alimento, lo que permitió inferir qué
señales emiten cuando se están desplazando o comiendo, además de cuán
detectable podrían llegar a ser para un potencial predador.
“Este
modo de captar imágenes, mejor conocido como Particle Image Velocimetry (PIV),
nos dio la posibilidad de describir patrones que aparentemente se pueden
aplicar a muchas otras especies acuáticas”, concluye Gonçalves.
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