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jueves, 30 de abril de 2015

Imagen de Animales Salvajes. Burro, sin un pelo de tonto



Imagen de Animales Salvajes. Burro, sin un pelo de tonto
imagen de animales salvajes


Trabajador, astuto, pero sobre todo, inteligente. Sí, hablamos del asno.
Si el vehículo era tirado por burros seguro que nunca se romperían las normas de velocidad.

Los caballos tenían mejor estampa, pero los asnos aseguraban un trayecto sin contratiempos. Justo esa frase podría resumir la historia de este animales salvajes fotos de carga: un paso lento, pero duradero, tanto que a veces pasa desapercibido.

De África para el mundo

La historia del burro comienza en África.


La domesticación de estos peleas animales salvajes ocurrió hace poco más de 6,000 años. El Equus asinus o asno doméstico desciende del llamado Equus africanus que habitaba al noroeste del continente africano, pero que desapareció del estado salvaje durante el Imperio romano.

Descubrimientos fósiles aportan datos de un nuevo antecesor del burro: el Equus asinus europeus, lo que sugeriría que este animal no solo tiene su origen en el continente africano, sino que otras especies se desarrollaron en forma paralela en Europa.


El doctor Rodrigo Medellín, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, comenta que los asnos están dispersos prácticamente en todo el mundo, como especie domesticada, pero también en poblaciones silvestres.

En México es posible encontrar las mayores concentraciones de asnos domésticos en los estados de Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, México y Guerrero; mientras que en Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila y Durango se han detectado grupos silvestres.

Por ejemplo, en la sierra de la Giganta, en Baja California, las poblaciones de burros en estado natural compiten con los escasos recursos alimenticios existentes para las poblaciones nativas, como el borrego cimarrón (Ovis canadensis) o el venado bura (Odocoileus hemiomus). “Al sobrevolar la zona, puedo decir que las poblaciones de burros son mayores que las de borregos”, comenta el doctor Rodrigo Medellín, investigador de la UNAM.

Sin embargo, la capacidad de adaptación del burro es tan buena que puede sobrevivir en estado salvaje y conformar numerosas poblaciones. De hecho, en algunas zonas de Australia o en el sur de Estados Unidos, estos animales son considerados como una plaga.


Los estudios científicos que se han hecho sobre este animal han tirado por el suelo algunos prejuicios que existen sobre él, por ejemplo, que no es inteligente.

Hernández Gil señala que hace un par de años un grupo de estudiantes holandeses realizó un estudio en México sobre el trabajo agrícola, apoyado por animales de carga en comparación con trabajo realizado con tractores.

“Principalmente la gente de mayor edad no solo se sentía cercana al burro, como una cuestión de tradición, sino por cuestiones prácticas: el burro sobrevive mejor con forrajes de menor calidad e incluso puede pasar largos periodos sin agua. Con el trabajo del burro se requieren de 3 a 5 kilos de semillas por hectárea, mientras que el tractor desperdicia más semilla: 20 kilos por hectárea, por la llamada resiembra”, explica el especialista.

Tradición que obliga

En Etiopía, 95% de la tierra todavía se trabaja con animales de carga, como bueyes y asnos, pero en su mayoría con estos últimos, según datos de la FAO.

El doctor Joao Rodrigues, académico de la Universidad Lusófona de Humanidades y Tecnología en Lisboa, Portugal, explica que aunque el burro ha desaparecido como animal de carga en muchos países europeos, en las naciones del sur —Portugal, España, Italia y Grecia, así como del este, como Rumania y Ucrania—, sigue siendo un elemento muy importante en los sistemas de agricultura tradicionales.

“Actualmente hay todo un nuevo movimiento en Europa para la reutilización de los équidos de trabajo, pero de una forma moderna, aplicando esta tecnología tanto en agricultura como en el desempeño de las más variadas funciones, teniendo en cuenta que la energía animal puede ser ampliamente utilizada”, señala Rodrigues.

Además, la tracción animal se está revalorando.

Santuario para un trabajador

En México, los burros no solo son parte del paisaje de las zonas rurales; también son los protagonistas de una feria que cada año se celebra en Otumba, Estado de México, y son parte de la imagen de una ciudad como Tijuana, el único lugar del mundo donde es posible encontrar asnos disfrazados de cebras, listos para posar en la fotografía del recuerdo.



Hernández Gil resalta que la cifra ha disminuido porque en muchas regiones del país este animal cayó en desuso: “El burro ha sido sustituido por vehículos de bajo costo en zonas que ya se han urbanizado. El caballo permanece por ser símbolo de poder, pero en muchos lugares al burro lo mandan al rastro o lo dejan abandonado a su suerte”.

En Europa se está revalorando a estos animales, porque se están quedando sin ellos.

Sin embargo, algunas razas, las que presentan un conjunto de características fenotípicas que las identifica, sí están en peligro de desaparecer, por ejemplo: el burro zamorano-leonés, raza autóctona española; el burro mirandês, única raza autóctona reconocida en Portugal; y el burro de poitou, raza francesa. El mirandês y el zamorano-leonés no tienen más de 1,000 animales registrados.

Para salvar a estas razas y contribuir a la revalorización de este animal, hay quienes impulsan la creación de refugios.


El refugio de burros más grande está en Inglaterra. También tiene sedes en India e Irlanda y proyectos de apoyo médico, investigación y educación sobre este animal en otras naciones.
La situación de los burros en el Reino Unido es muy diferente a la de México. Nunca tuvimos tantos burros de trabajo.
El Donkey Sanctuary es una institución caritativa de bienestar animal que se adapta a su tiempo y lugar”, señala Stephen Blakeway, director internacional de operaciones del refugio.

La diferencia es que el burro es un animal más dócil y manejable que un caballo, pero sobre todo, quienes trabajan con ellos no se cansan de subrayar su cualidad más importante: su inteligencia.

La revalorización del burro no solo está presente en los lugares donde funcionan los refugios Donkey Sanctuary.
Es una pieza clave para la calidad de vida de sus propietarios, porque ellos dependen del trabajo de este animal”.



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